“Todos los manuscritos y papeles que llevo mencionados se enviaran a la ciudad de Caracas…”.

Sala de la casa de Miranda en Londres, donde dio su testamento de 1805.


  Con esas palabras Francisco de Miranda crea un vínculo entre su ciudad natal y sus atesorados papeles que, aunque interrumpido durante 128 años, convierten a la Sultana del Ávila en un curioso centro de estudio de la historia universal.

  Próximo a salir a darle acción a sus ideas libertarias en Hispanoamérica, el Precursor dicta su testamento el 1 de agosto de 1805 en su residencia de Londres. Consiente de “los grandes riesgos y peligros que para ello será necesario superar”, Miranda trata de dejar arreglado, entre otras cosas, el destino que tendrán su archivo y su biblioteca, sus más preciadas posesiones. Indica que deja “en la ciudad de Londres, en Inglaterra, mis papeles, correspondencias oficiales con ministros y generales de Francia en tiempos que comandé los ejércitos de dicha República; y también varios manuscritos que contienen mis viajes e investigaciones en América, Europa, Asia y África con objeto de buscar la mejor forma y plan de gobierno para el establecimiento de una sabia y juiciosa libertad civil en las colonias hispanoamericanas.” Estos papeles, más la “correspondencia y negocios con los ministros de Su Majestad Británica, desde el año de 1790…”  quedan en 30 cajas de cartón y 5 portafolios; los cuales deben ir a Caracas “en caso que el país se haga independiente o que un comercio franco abra las puertas de la Provincia a las demás naciones, pues de otro modo sería lo mismo que remitirlos a Madrid[1] que desde 1782 viene buscando la forma de destruirlos.

  No logró el Generalísimo plantar la bandera de la libertad en las colonias españolas de América durante esa expedición que duró hasta 1807, por lo que en diciembre de ese año se reúne nuevamente con sus tesoros, sin embargo, el vínculo ya está establecido y en mejores circunstancias se concretará.



TESTAMENTO DE FRANCISCO DE MIRANDA

Conoce la transcripción de este documento aquí.







[1] Archivo de Miranda, Sección Negociaciones, Tomo V; Folios 292-293.

Share this:

CONVERSATION

0 comentarios :

Publicar un comentario