ARCHIVO MODERNO
Dos personajes de profundad lealtad a la memoria de Simón Bolívar
comparten la responsabilidad de haber trasmitido a la humanidad el Archivo
del Libertador: el General Daniel Florencio O´Leary y
el Doctor Vicente Lecuna. Fueron estos bolivarianistas quienes,
en distintas épocas, pero con métodos semejantes, se encargaron de organizar
los legajos documentales que en su momento recibieron, cada uno por vía
distinta; al mismo tiempo que realizaban enormes esfuerzos por acopiar nuevos
papeles que permitieran aclarar y dar nuevas luces sobre la vida y obran del
"Hombre de las Dificultades".
Daniel Florencio O´Leary
La ciudad de Cork, en la isla de Irlanda, fue el sitio donde por primera
vez vio la luz quien más tarde sería un descollante prócer de la Independencia
Latinoamericana: el General de Brigada Daniel Florencio O`Leary
(1.800-1.854).
Desde el principio de su llegada a Venezuela (marzo de 1.818) fue
recogiendo datos e información con la mera intención de informar a su familia y
amigos de Irlanda sobre los sucesos y los personajes de estas nuevas tierras,
por él y por ellos desconocidos. Después de acopiar gran cantidad de documentos
durante toda la guerra de independencia, fue que pensó en escribir la vida del
grande hombre Simón Bolívar.
Aparentemente desde 1825, ya
comienza a hacer pública su intención de escribir historia, lo que se
manifiesta en la carta de su amigo Guillermo (o William) Miller, que éste le
escribe el 12 de agosto de ese año, respondiendo a una previamente enviada por
O´Leary:
“Encantado estoy de saber que el mundo va á ser
favorecido con “Las cartas peruanas” por el señor Don Daniel Florencio O`Leary.
Que ruido harán en ambos hemisferios! (…) De paso permítame U. que le
pregunte si no sería mejor que en la portada sustituyera U. Coronel en
vez de Don.[1]
En 1831 recibió una formidable parte de los papeles de Bolívar que,
según su testamento, debían darse a la destrucción por fuego y que el señor
Juan De Francisco Martín, albacea testamentario, decidió entregar al noble
irlandés[2].
Vicente Lecuna
La
noble y patriótica devoción con que el Vicente Lecuna (1870-1954) se dedicó a
estudiar y divulgar la vida y acciones de Simón Bolívar solo puede ser
explicada al compararla, dejando salvadas las distancias, con lo que los fieles
Apóstoles hicieron para extender las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.
Tal devoción se extendía desde ir recogiendo testimonios orales y escritos
relacionados con el Padre del Patria, pasando por desarrollar una “cruzada”
para rescatar su Casa Natal, hasta “batirse en duelo” con cualquier célebre
escritor o simple “opinador” que intentara mancillar el honor o la gloria de
Bolívar. Sus fructíferas ocupaciones como Ingeniero Civil, banquero y educador
serán siempre opacadas por su fecunda labor como historiador, y principalmente
como el Primer Historiador Bolivariano de América[3].
Pero dejaré que sea don
Pedro Grases, destacado historiador y uno de sus amigos personales, quien nos
explique en extenso como se desarrolló la devoción y apostolado de Vicente
Lecuna por El Libertador:
"Pero por sobre todo hay la actividad
silenciosa, fructífera, entrañable, íntimamente ligada a la jornada diaria de
este hombre poco común: la del estudioso de la historia bolivariana. Hombre de
riguroso método en cualquier trabajo, sumamente exigente con sus colaboradores,
aunque mucho mas consigo mismo en la administración de su propio tiempo, aplicó
sin prisa pero sin pausa, su enorme capacidad al conocimiento de la vida y la
acción de Bolívar a través de la mejor base imaginable: los originales del
Archivo que había logrado acopiar. Todos los días de cada semana, a lo largo de
muchos años, la sonrosada aurora del Valle de Caracas saludaba a un caraqueño
porfiado en descifrar la gesta del primero de los hijos de la ciudad heroica,
empeñado en dar al mundo la colección completa de todo cuanto escribió, así
como la explicación recta, sencilla y precisa de cuanto hizo en los cuarenta y
siete años de su fulgurante paso por este mundo. Con la pasión de un enamorado
de la mejor de las causas, el Dr. Lecuna amanecía sobre su mesa de trabajo
dibujando el plano geográfico de la región donde se desarrolló una campaña, o
situando los ejércitos contendores, a fin de ilustrar a cabalidad el relato de
una acción, o explicar la maravillosa estrategia que conduciría a la victoria,
que aparecería descrita por Lecuna como una autentica obra de arte. La recia
voluntad de Lecuna no conocía el cansancio ni requería el reposo, si en su
mente se había trazado la continuación de un esquema o la anotación de unos
documentos pendientes de lectura. En las primeras horas de cada día, de todos
los días del año entero, siguió tejiendo el hermoso tapiz de la Crónica
razonada de las guerras de Bolívar; o los capítulos reivindicadores del honor
de un héroe, en el Catalogo de errores y calumnias de la vida de Bolívar; o
dejaba pulcro el texto de una carta, de una proclama, de una alocución, salida
de la “cabeza de los milagros”, para que la imprenta lo estampara en la
colección de Cartas o de Proclamas y Discursos; o, encendido en viva
indignación, arremetía lanza en ristre, contra aquel que había pretendido, antes
o ahora, ensombrecer la gloria o el buen nombre del Libertador. Así preparaba
con argumentos sólidos e irrebatibles los materiales de sus famosas polémicas,
sea con José Domingo Díaz, o Hippisley, o Boussingault, o Mollien, y tantos más
en el pretérito; o con Colombres Mármol, o Madariaga, o Ricardo Rojas, o
Caballero Calderón, y tantos otros, entre los contemporáneos. Madrugadas
fecundas las del Dr. Lecuna, que todavía le dejaban tiempo para cuidar los
jardines de la colina del Calvario, antes de empezar a las 7 y media de la
mañana su tarea en el Banco de Venezuela."[4]
______________________________________________________
______________________________________________________
[1] “Memorias del General O`Leary”. Tomo XII.
Pág. 49.
[2] Esta
primera partición del antiguo archivo de Bolívar involucrara a otro prócer de
la independencia nacional, General Pedro Briceño Méndez
[3] Titulo
otorgado por el primer Congreso Grancolombiano de Sociedades Bolivarianas
reunido en Quito en 1947.
[4]
Grases, Pedro: Escritos Selectos, Biblioteca
Ayacucho, vol. 144, pág. 283,284..
(Para encontrar toda la historia de este archivo revisa la etiqueta ARCHIVO DEL LIBERTADOR-Historia).
(Para encontrar toda la historia de este archivo revisa la etiqueta ARCHIVO DEL LIBERTADOR-Historia).
Saludos atentos. ¿Disponen de la edición de el Delirio sobre el Chimborazo que se habría publicado en la imprenta de la que salía el periódico el Venezolano?
ResponderBorrarGracias por responder. Franklin Cepeda Astudillo defrankc2002@yahoo.fr
Hola, gracias por escribir. Lamentablemente no disponemos del ejemplar de Mi Delirio sobre el Chimborazo que nos consulta, pero tenemos dos imágenes de una copia manuscrita hecha en 1822 cuyo físico se conserva en Colombia. Si le interesa queda a su orden.
Borrarbuenas tardes, necesito los decretos de Medina Angarita del 22 de Octubre de 1941? me podrás ayudar?
ResponderBorrar