Documentos: El Testamento de Francisco de Miranda en su archivo.
Las
acciones bélicas que el Generalísimo optó por asumir como camino para buscar la
libertad de los pueblos del mundo, sin duda lo colocaron muchas veces frente a
la muerte. Contando desde su primera acción guerrera al servicio de la corona
española, de la cual era súbdito natural, en la defensa a Melilla desde octubre
de 1774 a marzo de 1775 con el Regimiento de la Princesa; pasando por su
actuación en la campaña de Pensacola (actual EE.UU.) con el Regimiento de Aragón
en 1781 contra los británicos; hasta la Batalla de Valmy y el Asedio de Amberes
de 1792 al servicio de la Francia revolucionada (tan solo por mencionar cuatro
de las más resonadas acciones guerreras del venezolano), Miranda expone
constantemente su vida en los campos donde, tan solo contando los últimos tres
acontecimientos mencionados, murieron más
de 900 soldados de los bandos en disputa.
Si
a lo anterior se suma la persecución permanente que sufre por parte de las
autoridades españolas y francesas por acusaciones ligadas a asuntos de herejía,
contrabando, delación, espionaje, sublevación y traición, que regularmente
terminan con un acusado en la hoguera, frente al paredón o bajo la guillotina,
es fácil entender porque el Precursor deja su testamento firmado el 1 de agosto
de 1805, cuando decide realizar una expedición para profundizar su experiencia
militar y sus teorías libertarias en la tierra que lo vio nacer.
Las palabras con las que apertura sus disposiciones testamentarias resumen la entereza
de su espíritu frente a la magnitud de la obra que se propone esta vez: “Hallándome á punto de embarcarme para la
América, con intento de llevar á debido efecto los Planes Políticos en que
tengo empleada gran parte de mi vida; y considerando los graves riesgos y
peligros que para ello será indispensable superar; hago esta declaración á fin
que por ella se cumpla en caso de fallecimiento, esta mi voluntad”.
Pasando
luego a renunciar a los bienes y derechos que pueda tener en la ciudad de
Caracas, describe sus posesiones en Londres y París y designa a sus albaceas.
Destaca sobre manera en este testamento que Francisco de Miranda da la mayor preponderancia
a sus papeles, libros y manuscritos que han sido, y seguirán siendo en los
sucesivo de su vida, sus mayores tesoros. Parte de la rica biblioteca y el
minucioso archivo que a través de tantos sinsabores ha logrado reunir (véase la
entrada Miranda generador y archivador de papeles), quedan permanentemente
vinculados, afortunadamente hasta los presentes días, con su suelo natal según
la disposición primera de este testamento, para que “…testifiquen á mi Patria el amor sincero de un fiel Ciudadano y los
esfuerzos constantes que tengo practicados por el bien público de mis amados
compatriotas”. El resto de las disposiciones describen a un hombre
preocupado por la educación y estabilidad de su pequeño hijo Leandro y la madre
de este Sara Andrews.
Paradójicamente,
este testamento no tendrá cumplimiento inmediato pues, aunque la expedición de
1806 sobre Venezuela terminara en fracaso, Miranda salva su vida y tendrá la
oportunidad de ampliar sus disposiciones cinco años después, el 2 de octubre de
1810[1],cuando
nuevamente se embarca desde Londres con igual destino, pero en mejores
circunstancias.
Transcripción.
"Londres 1 de Agosto de 1805.
Disposición Testamentaria
Hallándome a punto de embarcarme para la América, con
intento de llevar a debido efecto los Planes Políticos en que tengo empleada
gran parte de mi Vida; y considerando los graves riesgos y peligros que para
ello será indispensable superar; hago esta declaración a fin que por ella se
cumpla en caso de fallecimiento, esta mi voluntad.
Los bienes y derechos de Familia que tenga en la Ciudad de
Caracas Provincia de Venezuela, mi Patria, los dejo a beneficio de mis amadas
hermanas y sobrinos, a quienes afectuosísimamente deseo toda prosperidad.
Tengo en la Ciudad de París en Francia, una preciosa
Colección de Pinturas, Bronces, Mosaicos, Gouaches y Estampas (según los
Catálogos del Legajo a) que paran en poder de Mr. Cleriseaux d' Auteville y de su
yerno Mr. Le Grand Artchitecto de la misma Ciudad de París; y del Abogado Mr. Chauvaux
la Garde, mi defensor y amigo.— Así mismo me debe la nación Francesa por mis
sueldos y gratificaciones en tres Campañas que serví la República a mi Costa,
comandando sus Ejércitos (según cuentas de la Tesorería, Certificaciones de
ministros de la guerra, Servan, Pile, &c.) unos diez mil Luises por la
parte que menos hasta el año 1801 — en el mes de Marzo que el infame Bonaparte
me honró, como el Directorio, con una especie de Ostracismo, y yo
voluntariamente renuncié la Francia como nación envilecida y subyugada por los
hombres más perversos de la Revolución Francesa.
Dejo así mismo en la Ciudad de Londres en Inglaterra, mis
Papeles, Correspondencias — Oficiales con Ministros y Generales de Francia en
tiempo que comandé los Ejércitos de dicha República: y también varios
Manuscritos. que contienen mis Viajes investigaciones en América, Europa, Asia
y África con objeto de buscar la mejor forma y Plan de gobierno, para el
establecimiento de una sabia y juiciosa Libertad Civil en las Colonias Hispanoamericanas;
que son a mi juicio los países más bien situados, y los Pueblos más aptos para
ello, de cuantos yo tengo conocidos. Quedan estos cerrados y sellados en 30 cajas
de Cartón (más 1 portafolio de Cuero que
está en poder de Mr. Clericaux en París).
Mas, mi Correspondencia y negociaciones con los ministros de
su Majestad Británica. desde el año 1790 hasta el día presente, a cerca de la Independencia
absoluta, y del establecimiento de la Libertad Civil en todo el Continente
Hispano Americano; en los propios términos que la Francia lo hizo con los E.U.
de América. Quedan igualmente cerrados en cuatro Portafolios de cuero, con mi
sello.
Ítem los muebles y adornos de la Casa en que vivo Nº 27
Grafton Street con alguna Plata y Loza, según el Catalogo r.
Dejo por encargados y Albaceas en esta Ciudad de Londres á
mis respetables amigos John Turnbull Esqrof Guildforstreet (por su falta P.
Turnbull su hijo) y al muy honorable Nichs Vansittart, a quienes suplico se
encarguen de mis asuntos durante mi ausencia — y de la ejecución de esta mi última
disposición en caso de fallecimiento.
1º Todos los Papeles y Manuscritos, que llevo mencionados se enviaran a la Ciudad de Caracas (en caso de que el País se haga
independiente o que un Comercio franco abra las puertas de la Provincia a las
demás naciones — pues de otro modo sería lo mismo que remitirlos a Madrid) a poder de mis deudos, o del Cabildo y Ayuntamiento, para que colocados en los
Archivos de la Ciudad testifiquen a mi Patria el amor sincero de un fiel
Ciudadano — y los esfuerzos constantes que tengo practicados por el bien público
de mis amados compatriotas.
A la Universidad de Caracas se enviaran en mi nombre los
Libros Clásicos Griegos y Latinos de mi Biblioteca, en señal de agradecimiento
y respecto por los sabios principios de Literatura, y de moral cristiana con que
alimentaron mi Juventud… con cuyos sólidos fundamentos he podido superar
felizmente los graves peligros y dificultades de los presentes tiempos.
2º Toda la Propiedad que queda aquí en Londres, y en Francia
(según llevo expresado anteriormente) se aplicará a la educación y beneficio de
mi hijo natural Leandro que dejo recomendado especialmente a mis albaceas y
amigos; pues queda en la tierna edad de 18 meses y sin más protección de deudos o Parientes.
3º Las 600£ st: que dejo á Mr. Turnbull para ir pagando la
renta y gastos de mi casa (según el arrendamiento de 70£ anuales) se entregaran
en la parte restante a mi fiel ama de llaves Sara Andrews — a quien dejo
igualmente los muebles de dicha Casa nº 27 — en Graftonstreet, la Plata, Loza,
Fixtures de la misma Casa, &c…
Fecha ut supra.
Fran: de Miranda
P.S. A mi estimado amigo el muy honorable Nichs Vansittart dejo
por memoria la Colección de Mapas y Cartas Geographicas que están en un cofre
hecho para este efecto: — y á Mr. Turnbull los dos Grabados de Morghen de la
Transfiguración y el Cenáculo que están en la sala principal: y dos cuadros a su elección de los que están en París. —
ut supra.
Miranda"
[1]
Esta ampliación testamentaria de 1810 no se encuentra en el Archivo de Miranda,
pues para entonces este, ya encuadernado como hoy lo conocemos, se hallaba rumbo
a Venezuela (véase la entrada Primera vez del Archivo de Miranda en Venezuela). El conocimiento de la ampliación
testamentaria del 2 de octubre de 1810 se debe al trabajo de la historiadora
Mirian Blanco-Fombona de Hood: “El enigma
de Sara Andrews, esposa de Francisco de Miranda”, publicado en 1981.
Excelente aporte para el conocimiento de la historia de nuestro país, le felicito por su divulgación. Mucho éxito en todo lo que emprenda.
ResponderBorrarGracias por el apoyo y por los deseos. Intentaré segir haciendo un aporte para la preservación y divulgación del patrimonio documental venezolano
Borrar