Documentos: Oficio del Libertador al Congreso de Nueva Granada, el principio del fin de la Campaña Admirable.

 Con el nombre de "La Campaña Admirable" se conoce la brillante y virtuosa acción guerrera comandada por Simón Bolívar durante menos de tres meses, entre el 14 de mayo de 1813 cuando procedente de Nueva Granada entra en territorio venezolano con el propósito de restablecer el gobierno republicano, hasta su entrada triunfal a Caracas el 6 de agosto de 1813 (precedida de otra no menos audaz iniciada el 24 de diciembre de 1812 con la toma de la población de Tenerife a orillas del río Magdalena y concluida 28 de febrero de 1813 con el triunfo en la Batalla de Cúcuta). Durante la ultima parte de esta intensa travesía se produce el documento que enseguida mostramos: se trata del oficio dirigido por el Libertador a la Comisión Político-Militar del Supremo Congreso de Nueva Granada, bajo cuyas ordenes se encontraba aquel ejército libertador, en el que comunica la toma de la ciudad de Valencia, importante encrucijada entre Caracas (sede el gobierno realista) y los llanos centrales y Guayana (lugares de abastecimiento de alimentos a esa urbe).

 En este documento, al que se acompaña con transcripción para facilitar su lectura, Bolívar da cuenta de los combates y acciones previas que facilitaron su entrada sin resistencia a Valencia, así como su certeza de tomar Caracas de esa misma forma en breve tiempo, por lo que El Libertador se siente seguro de anunciar a aquella comisión que: “Tiene usted terminada la campaña, pues no creo que en los pocos lugares que faltan por libertar, se nos dé una acción campal.”

 Este documento se encuentra ubicado de los folios 214 al 217 de tomo 21 de la sección “Memorias del General O´Leary” del Archivo del Libertador, en el Archivo General de la Nación.










TRANSCRIPCIÓN.


 “Las tropas que en mi oficio de 28 del pasado dije a VS. haber replegado de San Carlos sobre Valencia, me han presentado la ocasión de ocupar a esta ciudad hoy, sin la menor resistencia.

 El 29 a las diez de la noche recibí Parte del Comandante de nuestra avanzada en que me comunica que los enemigos existían en el Tinaquillo, y que intentaban atacarnos.

 Con esta noticia hice poner en movimiento inmediatamente una parte de la vanguardia y el centro del ejército, que salió a las doce de la misma noche.
El 30 vine al sitio de las Palmas, seis leguas distante del campo enemigo. El 31, bien temprano me puse en marcha, y a las dos horas de jornada recibí aviso del Comandante de nuestra descubierta, en que me dice que el enemigo, en número de más de mil hombres, venía al encuentro, y que se hallaba al frente de él en la Sabana de los Pegones.

 Forcé mis marchas, y cuando llegué allí, el enemigo, acobardado con la sola presencia de nuestros cazadores, se retiraba. Di orden para que lo persiguiese nuestra caballería, que inmediatamente obedeció, y cargó sobre él; pero cuando llegó a la Sabana de los Taguanes(1), lo halló formado en batalla, y fue preciso que aguardase a la infantería; llegó ésta; dispuse el campo, y viendo que el enemigo marchaba sobre nosotros, determiné irlo a recibir; ordené marchase de frente la infantería, y que la caballería, que formaba mi ala derecha, fuese a cortarlo por la espalda en la grande llanura en que se presentó la acción.

 Entonces la intrepidez de nuestras tropas produjo en las españolas el pavor; inmediatamente emprendieron su retirada ordenada, y la sostuvieron por espacio de seis horas, hasta que viendo que nuestra caballería casi los cortaba, se introdujo el desorden, empezó la disolución, y a las dos horas de persecución, ya teníamos en nuestro poder más de doscientos prisioneros, porción de fusiles, cartucheras, y pertrechos que dejaban en el campo. Toda la tarde duró la acción, en que murieron muchos españoles, entre ellos seis de sus mejores oficiales, uno de éstos el Comandante Izquierdo; perdieron toda su infantería, que quedó, o dispersa por los bosques, o prisionera, o pasada a nosotros, pudiendo asegurar a VS. que no se escapó un solo infante.

 De este modo he destruido los miserables restos que mantenían el poder tirano de los españoles en la Provincia de Caracas, siendo mucho de extrañar que no hubiésemos tenido por nuestra parte otra pérdida que la herida leve de un soldado.
Pero sí, han hecho muy digno de recomendación y acreedor a todas las consideraciones del Gobierno, el valor e inteligencia con que se distinguió en(2) esta acción el Teniente Coronel ciudadano Atanasio Girardot(3), lo mismo que el Mayor General Rafael Urdaneta.

 Aquella noche acampé en el sitio llamado el Hoyo, de donde continué las marchas el día primero hasta Tocuyito(4), persiguiendo a Monteverde, que esa misma noche estuvo cerca de nuestro campo con dos compañías de caballería e infantería que llevaba de refuerzo, ignorando la destrucción de Izquierdo.

 En Carabobo tuvo esta noticia, e inmediatamente volvió riendas para Valencia, cometiendo en el tránsito las últimas hostilidades en los vecinos, hasta la de incendiar las casas que hallaba al paso.
 Al mediodía llegué a aquel pueblo, distante de esta ciudad como tres leguas. Desde el instante mismo en que supieron nuestra aproximación los patriotas, corrieron a presentárseme, llevándome las armas que tenían, o que podían coger, y dándome noticia de la situación en que se hallaba Monteverde.

 Al amanecer de hoy me puse en marcha, y al acercarnos me participaron la fuga del tirano con sus tropas hacia Puerto Cabello.
Con esta noticia aceleré la marcha, por ver si lograba alcanzarlo. Entré en esta ciudad en medio de los vivas y aclamaciones de un pueblo numeroso, y me dirigí a la plaza mayor, donde hallé treinta cañones de grueso calibre montados y cargados. También he hallado un parque inmenso de artillería, bien provisto de cañones, pertrechos y fusiles, que su cobarde retirada les obligó a abandonar.

 Luego destiné una partida que al mando del Comandante Girardot siguiese por el camino de Puerto Cabello a picarle la retaguardia, y proteger así la deserción, que han empezado los soldados que lleva, de los que se me han presentado más de doscientos con sus armas y municiones, y yo no dudo que pronto será desamparado por todos los criollos.

 Tiene VS. terminada la campaña, pues no creo que en los pocos lugares que faltan por libertar, se nos dé una acción campal.

 En Caracas no hay más fuerza que la muy necesaria para contener a los patriotas de aquella benemérita ciudad, y ésta no podrá salir de allí, sin que en el momento mismo rompan sus cadenas los dignos hijos de la capital de Venezuela.

 En Puerto Cabello tendremos algunos choques mientras dura el sitio que debe rendir a aquella plaza, que no puede subsistir mucho tiempo privada de los víveres que le suministra el interior, y de que la estúpida inadvertencia de Monteverde no la proveyó con anticipación.

 Mañana parto para Caracas, que yo espero libertar en el término de cuatro días para coronar la empresa gloriosa que cubre de honor a las armas de la Nueva Granada.

 Dios guarde a VS. muchos años.Cuartel General de Valencia libertada, a 2 de agosto de 1813. 3° y 1

SIMÓN BOLÍVAR.

Señores de la Comisión político-militar del Supremo Congreso de la Nueva Granada.”
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(1) Situada en el actual estado Carabobo, entre San Carlos (estado Cojedes) y Valencia.
(2) Se repitió la palabra "en" al empezar el reverso del folio.
(3) Se escribió "Giraldot" en este y los siguientes lugares, en vez de la grafía usual "Girardot".
(4) Se escribió "Tocullito" en vez de la grafía usual "Tocuyito". Población situada a unos 15 Kms. en al suroeste de Valencia.

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