Documentos: Pasaporte otorgado a Miranda para su tránsito hacia Viena.


 La universalidad que se le atribuye al pensamiento y acción de Francisco de Miranda está sólidamente evidenciada en los documentos que él mismo legó a la humanidad debidamente organizados, y que muestran su tránsito en el mundo que por entonces engendraba lo más variado de la cultura humana. Entre tales evidencias documentales son de infinito valor sus pasaportes, que nos acercan cronológica y puntualmente a su presencia en determinado espacio de la geografía de ese mundo. El documento que a continuación presentamos, escrito enteramente en castellano, es una prueba más de la vida aventurera y ávida de conocimiento del Precursor de la Independencia Hispanoamericana.

 Se trata del pasaporte expedido por don Luis de Onís[1] en su condición de Encargado de negocios del Rey de España ante el Elector de Sajonia, para que Francisco de Miranda pudiese pasar desde tierras sajonas hasta Viena bajo la protección de estar al servicio de Su Majestad Católica. Muy curioso es que para la fecha de emisión de este documento, 3 de octubre de 1785, Miranda se encontraba prófugo de las autoridades españolas desde el 1 de julio de 1783, cuando desde La Habana, Capitanía General de Cuba, secretamente se embarca para los Estados Unidos de Norteamérica evadiendo las ordenes de arresto que sobre él pesan por el cargo de contrabandista[2]. Incluso para entonces ya había sido sentenciado en ausencia a perder su grado militar (que entonces era de Teniente Coronel) y a 10 años en el presidio de Orán, en Argelia. Se puede entonces presumir que don Luis de Onís y los funcionarios de la representación diplomática española no tenían conocimiento de tal prontuario, o que las relaciones sociales del venezolano eran ya de alta envergadura.

 Hay que destacar en el texto de este documento el uso de un antiguo grafema castellano que hoy tiende a ser confundido al momento de leerlo con la letra efe (f); se trata de la llamada ese larga o alta (∫). Este signo lingüístico, procedente de una “s” latina cursiva, se utilizó desde el siglo IV hasta principios del XIX para representar la “s” cuando aparecía al principio o en el interior de una palabra, dejando la ese redonda (la que hoy conocemos) para el final o cuando la palabra iniciaba con mayúscula. Muchos atribuyen su desaparición al hecho casi natural de confundirlo con la efe.

 Este interesante documento se encuentra bajo el resguardo del Archivo General de la Nación, al folio 105 en el tomo XIX de la sección Viajes del fondo Colombeia, que fue como el Generalísimo tituló su archivo personal que hoy es Memoria del Mundo.







[1] Diplomático español (1762-1827) muy recordado por ser el negociador para la anexión del territorio del actual estado de Florida a los Estados Unidos de América en 1819.

[2] Sin olvidar otras acusaciones salidas en distintas épocas por la Inquisición y funcionarios reales por cargos como herejía, traición y desertor.

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