...y se perdió el Archivo de Miranda.

  La confusión, la suspicacia y la decepción reinaron entre los oficiales, personeros y simpatizantes de la independencia desde 20 de junio (fecha de la primera derrota ante Monteverde en La Victoria) hasta el 12 de julio de 1812 (en que se aprueba por parte de las autoridades republicanas iniciar conversaciones para finalizar la guerra) debido a un sin número de sucesos fatídicos que se conjugaron, premeditadamente o no, contra el Generalísimo Francisco de Miranda[1]. Todo ese estado de efervescencia emocional llega a su clímax al agregársele el nerviosismo causado por la súbita firma de un Tratado de Capitulación el 25 de julio de aquel año, en el cual todos sus términos quedaban sujetos a la buena voluntad del jefe monárquico, capitán Domingo Monteverde, sin mayores ventajas para el bando republicano.

  Así, el 30 de julio de 1812 el puerto de La Guiara es un desparrame de gente intentado embarcase con destino al extranjero para salvar sus vidas e intereses de lo que creen, no sin razón, será el inicio de graves retaliaciones. Entre ellos se encuentra Antonio Leleux[2], ayudante y amigo personal de Miranda, que ha recibido desde el 28 de julio la comisión de embalar bien los papeles y mapas que se encuentran en los cofres, los remita a Curazao en el bergantín de Watson, los ponga bajo encargo de la firma comercial inglesa Robertson & Belt y que, de ser preciso, pasase él mismo a La Guaira para asegurar la ejecución de esta orden “como un asunto que tanto le interesa” al Precursor[3]. Los cajones con los papeles se encontraban ya en La Guaira desde el 15 de julio, según informes que a Miranda da el tristemente célebre Marqués de Casa León[4]. Pero debido al embargo que pesa sobre las naves ancladas en ese puerto del litoral venezolano, no pudo Leleux embarcar los ya arreglados papeles en el bergantín citado, y será la llegada de Miranda la noche del 30 de julio para él mismo salir del país, lo que aceleró el levantamiento del embargo y pudo su ayudante estibar los tres baúles en otra nave que le ofrecía más confianza por serle conocida, la corbeta “Sapphire”: la misma en la que habían llegado él y el archivo de Miranda a Venezuela el 5 de diciembre de 1810.

  El caos y desconcierto que se suscita entre la noche del 30 y la madrugada del 31 de julio de 1812 no ha podido se esclarecido por los historiadores, aun con los relatos de protagonistas y testigos oculares de los hechos. El caso es que al amanecer el día 31 el Generalísimo Francisco de Miranda está preso, el puerto nuevamente cerrado, los cañones disparando contra los buques que intentan zarpar y la bandera española ondeando de nuevo en los castillos. La corbeta “Sapphire”, al mando de su experimentado capitán Henry Haynes, logra salir de la rada y quedar fuera del alcance de los cañones, dispone su rumbo a Curazao[5] a donde arriba el 3 de agosto. En la lista de equipaje se cuentan, entre otras cosas, tres baúles con chapas de bronce marcadas “F.M” en que van los manuscritos empastados del Precursor, pero entre los pasajeros no llega Antonio Leleux, que permaneció cerca de Miranda en medio de la confusión del arresto y al ver que no había ya nada que hacer se precipita a embarcar en la primera nave que hubiera, sin importar el destino. Así pues, el archivo en Curazao, el propietario detenido y el custodio perdido, no se avizoraba buen destino para aquellos atesorados papeles.

  Diez días después del desbarajuste de La Guaira, llega Antonio Leleux a Curazao a la casa de los señores Robertson & Belt, donde habían sido depositados los cajones de Miranda como propiedad inglesa. Pero el recelo que aquellos papeles habían causado durante tantos años en muchas partes se repite en esta isla, por lo cual, después de dos inspecciones, los oficiales de la aduana los dejan confiscados por orden del Gobernador John Hodgson. Quedan de esa forma los muy apreciados papeles de Francisco de Miranda sin destino cierto.

  Durante un tiempo prolongado, Leleux hace gestiones para recuperar aquellos papeles que pueden ser comprometedores para muchos personajes de la política anglosajona, por lo que, valiéndose de este argumento, dirige varias comunicaciones a Nicolás Vensittart, influyente político londinense y a quien Miranda había dejado amplios poderes en 1810 para que representara sus intereses durante su ausencia o muerte,  solicitando su intervención para recibir él aquellos baúles y remitirlos a la familia del Precursor en Londres. También el propio Miranda se dirige a su albacea para solicitar su acción con miras a recuperar aquellos valiosos documentos. Una y otra gestiones son infructuosas pues Vensittart, que desde 1823 ostentará el título de Lord Bexley, no se ocupó de esa y parece que de ninguna otra diligencia en favor de Miranda luego de los sucesos de 1812.

  Finalmente, Antonio Leleux se reincorpora con Bolívar a la lucha independentista en octubre de 1812 en Cartagena; y Francisco de Miranda muere en la prisión de La Carraca la madrugada del 14 de julio de 1816, y el archivo de Miranda se perdió. No se volverá a tener noticias certeras del paradero de los papeles del Generalísimo; pero que no fueran certeras no indicaba que no fueran noticias.

Miranda en La Carraca. Oleo sobre lienzo, Arturo Michelena, 1896.



[1] Para una compresión amplia de los sucesos previos a la Capitulación de San Mateo, véase la descripción y referencias de Caracciolo Parra Pérez en Historia de la Primera República, cuarta parte El Generalísimo (descarga la edición de la Biblioteca Ayacucho de 1992 Aquí).

[2] Pedro Antonio Leleux, nacido en 10 de noviembre de 1.781 en Calais, Francia. Algunos historiadores principian su amistad con Miranda en Londres, actuando como dependiente de una empresa dedicada a la tipografía. Llega a Venezuela el 5 de diciembre de 1.810 como secretario particular de Simón Bolívar, a propuesta del propio precursor cuando el futuro libertador se encontraba como comisionado del Gobierno de Venezuela para negociar con Inglaterra. Su vinculación con Miranda lo llevaron a hacer grandes gestiones por salvar su archivo desde antes de la Capitulación de San Mateo hasta después de la muerte del Generalísimo. Para detallar la vida de este personaje se recomienda Pedro Antonio Leleux: el francés edecán, secretario y amigo de confianza de Bolívar y Miranda de Paul Verna, 1927.

[3] Rojas, José María: El General Miranda; Librería de Garnier Hermanos, Paris,1884, págs. 699 y 700

[4] Ibíd., pág. 392.

[5] Entre 1807 y 1816 la isla de Curazao se encontraba bajo el gobierno inglés, producto de invasión de varias posesiones francesas en América durante las guerras napoleónicas de Europa. 





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